Hoy nos trasladamos a Caldelas de Tuy, en Pontevedra, una localidad gallega en la que encontramos el centro neuropsicopedagógico "O Pelouro", una escuela infantil fundada por un matrimonio: Juan Llauder (neuropsiquiatra infantil) y Teresa Ubeira (pedagoga terapeuta), en la década de los 70 y con una pedagogía diferente, propiciando la integración saludable. En el centro todos los alumnos son iguales. Algo que a priori puede resultar evidente o esencial, pero la diferenciación está en el hecho de que dentro del centro existen muchos alumnos con muchísima diversidad, podemos encontrar entre ellos niños con autismo, síndrome de Asperger, síndrome de Down, niños superdotados y niños considerados "normales", con una integración real de todos ellos en su día a día.
En O Pelouro todos aprenden de todos, basada en la aceptación de todas las diversidades y centrada en el respeto de la situación individual de cada alumno.
La infancia ha dejado de serlo, todo debe estar controlado y marcado por la obtención de resultados. Diferenciando la clase a la que pertenecen los niños en función de estos resultados. No se trabajan sólo los contenidos sino que también trabajan las emociones, los sentimientos y las relaciones, además de desarrollar los contenidos por la propia voluntad de saber y conocer el mundo y sus propios intereses. Establecen la asamblea escolar, dónde se reúnen todos: profesores, alumnos, incluso padres. Así inician el día escolar, estableciendo en el grupo las dinámicas que se van a desarrollar.
Es una fórmula interesante y de la que obtener muchas enseñanzas para trasladar a los colegios normativos y, quizás, por mucho que hablemos de excelencia en la escuela y queramos obtener altas puntuaciones en los informes de evaluación, puede ser que precisamente lo que le falte a la escuela es librarse de tantos informes, de tantas evaluaciones y dejar a los niños el espacio para ser niños.
Me ha encantado cómo has introducido el tema. Pese a saber sobre lo que ibas a hablar en el post has hecho que leerte sea igual de interesante, así que enhorabuena!!!
ResponderEliminarGracias Marta que buenas palaras tienes siempre :)))
EliminarBRAVO! Te ha faltado terminar con un "he dicho" o algo así jaja. La verdad es que yo de este tema no tengo una opinión definida aún ya que veo muchos puntos positivos (sobre todo en cuanto a transmitir valores) pero a la hora de pensar en si se podría llevar este modelo de escuela a todas, me surgen las dudas.
ResponderEliminarPero vamos, en cuanto a tu conclusión sobre lo que dices de los informes y de dejar a los niños ser niños estoy absolutamente de acuerdo. De hecho, creo que el informe PISA no ayuda nada en esto, porque al final se evalúa la puntuación del alumnado según sus capacidades en matemáticas, lectura y ciencias y volvemos a lo mismo de siempre: qué pasa, por ejemplo, con los alumnos que destacan en arte? Perdona que me haya ido por las ramas en el comentario, pero mi cabeza me ha llevado hasta aquí jajaja
Buena entrada Fabio! Siempre es un gusto leerte
Sería una tarea complicada, quizás es lo más parecido al, tan aclamado, modelo finlandés... pero para poder educar verdaderamente con tantísima inclusión se necesitan muchos más profesionales de la pedagogía, psicología, etc. y el profesorado muy formado en estos temas. Además existe otra dificultad y es a la hora de la educación secundaria, pues en la primaria no se "notan" tanto las diferencias del desarrollo...
EliminarNo te has ido por las ramas, esta todo relacionado y es la realidad... son informes con comparaciones entre centros que son incomparables, y al final resumen todo entorno al rendimiento académico. Y las políticas que tratan de hacer en educación van simplemente hacia esta mejora del rendimiento, que probablemente deje atrás a todos estos chicos y chicas con diversidad funcional.